Puse la mirada en el cielo,
era una noche de invierno,
podía observar claramente las
estrellas,
pero no veía realmente ninguna de
ellas,
Sólo tu rostro,
sólo tu imagen,
acaparabas mi cielo,
acaparabas todo mi ser con tan sólo
imaginarte.
Aquella noche el viento mecía la
hierba y las hojas,
recordándome tus dulces cabellos,
cuando deslizaban suavemente entre mis
dedos,
mientras yo me quedaba mirándote
cuando te marchabas,
dejando tu pelo se arrancancó una parte de mi alma,
una última despedida,
una última mirada.
Recuerdos y mas recuerdos,
lágrimas dulces y de amargura,
juntos pasamos buenos y malos momentos,
pero nada es eterno,
por ello seguiré suspendido en el
tiempo,
nada es por siempre,
pero sí perduraron mis sentimientos.
Formaste parte de mi y de mi vida,
ahora recordándome todo a ti,
y si de ello algo aprendí,
es que las personas somos una mitad
y solos nada.
Te seguiré esperando,
te seguiré recordando,
te seguiré proyectando,
porque aún te quiero.
De nada me arrepiento más que de haberte
fallado,
yo aún estoy aquí,
cabizbajo y arrepentido,
por haberte dejado ir,
aún te amo.